Amanecemos un poco antes, pero salimos a la hora de los relojes después de haber repostado y comprobado en la primera gasolinera que llevamos 1.6 bar delante y en el side y 2.6 atrás y que he olvidado en casa el DNI, el carnet de conducir y las tajetas de crédito. El pasaporte si va. Se lo comento a Julián y al más puro estilo runaway seguimos adelante. Yiiiihaa!

Llevamos un trolley y nuestros petates pesaban en casa 13 kg. y 10 kg respectivamente. Los dos primeros bultos van en la parrilla. La única duda en la colocación es el mío. Probamos en principio sobre el guardabarros del side, pero al final parece que va mejor en el asiento de atrás. El maletero queda relativamente vacío para poder dejar allí encerrados con llave la casquería y cosas de mano.

Así pues: Día 0, allá vamos!

A la altura de Alfajarín, justo cuando se ve el primer toro, recupero de un bolsillo la cajita con la documentación que creía perdida, y la autoestima, que llevaba lastimada cuando pensé que después de 15 días preparando el viaje había olvidado casi lo más fundamental. (UF!!)

Me da la impresión de que desde la Ural se ven más adelantamientos de los demás y empatizo con el camión de gasoil que llevamos delante (su conductor, se entiende) cuando me doy cuenta de lo que tienen que bregar con los adelantadores locos.

Rebasamos el segundo toro a la vez que ocurre otro adelantamiento de los de los pelos de punta. El sol, contra todo pronóstico va calentando a medida que sube en un cielo sin apenas nubes. Contra nosotros solo el viento.

Parada en Bujaraloz para comer una de sus famosas magdalenas y apuntar que he visto el cartel de Lépida Celsa en un radio alcanzable en fin de semana y que ya hemos visitado en alguna rodada doméstica.

Primer repostaje: di güit amb trinta y ú euros en la gasolinera del muñeco, la Sidamon. Vamos fenomenal de tiempo y, como siempre a contrapelo, nos cruzamos con todos los que se cruzan con nosotros porque se acercan hoy a Motorland.

A las 13:20 vemos Montserrat y ya hemos visto un par de banderas de Aragón con la estrella y un adelantamiento por la derecha a un tercero.

Son las fiestas de la Merced y hay que esperar una hora, hasta las 15:00 para que abran los mostradores de Grimaldi. En esta compañía, el sidecar se factura como remolque. En total, pagamos 400€ pero aunque había literas libres en el camarote, el huevo durmió en el garage.

Los gigantes y cabezudos (muchos más de los primeros) y la gente que los seguía mantenían algunas calles cortadas, pero también eran espectáculo!

Dando vueltas por la ciudad me encantó descubrir que Tamariz actuaría allí en Septiembre. Siempre me pareció genial.

Repostaje: 16.69€

Y por la noche fuegos artificiales vistos desde el barco. Se puede empezar una aventura de forma más romántica?