Pensábamos quedarnos un día más aquí cerca de Zadar, pero en el hotel de luna de miel nos anuncian que no será posible alargar nuestra estancia: un autobús lleno de búlgaros copará todas las habitaciones. Así pues, nos vamos hacia el norte.

Las montañas nevadas que enfrían el aire que nos llega helado se veían desde Zadar, pertenecen al parque natural de Paklenica y también sirven de división entre dos provincias.

Poderosas, nos acompañan bastante rato. Al otro lado de la carretera: el mar.

Dicen que Tito se encargó de destruir muchas obras italianas cuando subió al poder, pero también resulta muy fácil encontrar a gente que comenta que con Tito se vivía mejor, es la yugonostalgia.

De nuevo: siempre hay alguien más colgado que tu. Y eso conforta.

Es extraño lo difícil que es acostumbrarse a este paisaje. Debemos llevar unos 300 kms. desde que en Makarska tomamos la carretera pegada a la costa, y no me canso del paisaje excepcional, con las islas enfrente, que dan la impresión de ver al otro lado la orilla opuesta de un enorme río en lugar de ser el Adriático.

2 cafés cuestan 18kn. Una comida son 200kn. Cefalópodos y una especie de chanquetes.

Seguimos por la costa hasta Rijeka,

El trazado de Rijeka es un lío, nos resulta imposible acceder a los hoteles.

El hotel de 3* en que pregunto primero si hay habitación cuesta 130€, pero Julián contrata el crucero más corto de la historia por 45€, así que acabamos en el camarote más grande de mi vida (por ahora) y atracados en el puerto con el sidecar al lado. Justo en el centro de la ciudad!! Llevo el mejor guía local incluso en el extranjero!

De vecino tenemos al Blue Legend de De La Rosa.

También como vecinos tenemos una estrella de mar y peces superficiales.

Caminando por el Paseo Korzo, me compro unos guantes en H&M, como en casa!. Esta parte de la globalización aún no me acaba de gustar. Un apunte de Rijeka: aquí inventaron el torpedo, y de Croacia: que inventaron la corbata. Sin coña.

 

Pido dos croquetas y ponen dos raciones inmensas de rebozados de patata, una receta absurdamente mejorable, pero la cocina no es precisamente uno de los platos fuertes del barco.  Quizá precisamente por eso, lo intentaban suplir con la cantidad. No hay fotos, pero yo era Pantagruel. Aún así, este veterano consrevaba un muy buen nivel general, teniendo en cuenta su azarosa vida: en 2005 ya era el más viejo!!