Despertamos en la bahía Calamosca. No hay restos ni rastros de la fiesta de ayer al otro lado de la bahía, y nuestra única misión hay es apatrullar Cagliari hasta tomar el barco hacia Palermo.

Un momento! Algunos de los barcos que cruzan ante nosotros NO son comerciales!!

Antes abandonar el cabo, Julián posa para mi como guardés de la maravillosa mesa de madera, de museo, que exhibe pequeñas joyitas.

Pasamos el día siguiendo los movimientos que las tropas internacionales están realizando por esta zona con motivo del ERMO-16. Más en concreto el portaaeronaves con Harriers y helicópteros.

Cuando llegaron los nuestros a bordo del Juan Carlos I ya habíamos invadido todo! Una vez desembarcados y hambrientos, nuestros muchachos acudieron a comer almismo lugar donde lo estábamos haciendo nosotros y tuvimos la oportunidad de formar parte de una divertida anécdota acerca de maiales y cochinillos, pero eso mejor contarlo a la vera de unas birras…

Compramos el billete para Palermo en el barco Demonios, nombre inmejorable. A las 17:30 hay que estar en el muelle. Nos ha costado 164 € con el sidecar incluído. Paseamos por Cagliari, que como buena ciudad italiana que se precie, dispone de sus estatuas femeninas coronando esquinas.

Repostaje 124 km 1385 kilómetros en total.

Nuestro barco, el Dimonios, dando cobertura al JCI y vigilando al Mistral francés.

Todas las redes WiFi están inhabilitadas aquí.

 

 

Aquí se siguen vendiendo Frigopies, pero con su nombre italiano, claro:

Muchas plazas de Italia, no solo de las islas, están tomadas por inmigrantes

Todavía quedan muchos carricoches, como este, que era del mismo color que nuestra máquina:

Julián, totalmente imbuído por la conducción a la italiana.

Por fin encontramos la pegatina de los moros pero en todos pone Cerdeña para distinguirla de la de Huesca.  Julián realiza una maniobra envolvente hasta el Juan Carlos I.

Qué pequeño parece todo al lado del Juan Carlos!!

 

El barco francés es más pequeño, sin duda. Los marines franceses parecían dibujados por Robert Crumb, en serio, no es por desmerecer.

 

Antes de que parta el barco, el mapa ya tiene un agujero importante en Palermo y hacia Taormina. Esto no se considera avería tecnológica ni mecánica.