Restaurado concienzudamente, el castillo está construído del color del rodeno, perfectamente integrado en la piedra natural de la Sierra Menera y por supuesto tiene el horizontes de 360º que estas fortalezas requieren: todo el Valle del Jiloca, desde Teruel a Calamocha.
El interior se puede visitar y es así de sugerente:
La gran explanada servía para refugio de ganados y caballerías en caso de peligro. En el recinto intermedio está la plaza de armas y las habitaciones de la tropa y el recinto superior están los aljibes que proporcionaban agua, las estancias para el alcaide y su familia y la cárcel.