«El Ray del Torrezno, bien hecho, muy amable» podría ser la descripción del bar de Huesa del Común, cuya entrada está a espaldas de la plaza mayor – una de las pocas que quedan aún nombrada como del Generalísimo – y se aloja bajo los arcos de las estancias inferiores del ayuntamiento.
Con un elenco de camareros al mejor estilo vallecano madrileño y una barra con más anécdotas que el abuelo cebolleta, incluyendo las historias de la historia, desde Alfonso I hasta el IV que vendió Huesa a los Luna, la la comida no se queda atrás. Cosas de la tierra, de temporada: lo mejor de cada momento.
Si además hace buen tiempo y se puede disfrutar de la terraza, la cosa se convierte en sublime.