Como lo oyes, si puedes, te los puedes comer todos. Buen sitio para ir con muchísima hambre, las raciones son propias de Obelix, – antes de pedir tienes un perol de sopa calentita en la mesa -, sin descuidar la calidad. Se impone regarlo todo con vinos de la tierra. Por la sierra cercana discurren carreteras de curvitas y si pasas en primavera los almendros te alegrarán la vista. Campo de Cariñena, eso lo dice todo.