En la política ha irrumpido con fuerza un término que se repite hasta la saciedad: La Casta.Yo y mis estúpidas ideas, cuando me entero de que hay un pueblo cuyo nombre suena parecido, no paro hasta que consigo organizar una visita para verlo.
Desde el pueblo de Luna hacia el norte, a la derecha, se encuentra la desviación que lleva a LaCasta, tierra de abundancia.
El inicio del camino, recién asfaltado, negrísimo hace que me las prometa muy felices, pero a medida que avanzamos aquello se va degradando considerablemente: a ratos pasamos por una especie de arena y en otras ocasiones las rodadas, más profundas que las entradas de Oneto. Y en cuesta. Y en curvas de S. En absoluto nenazas-certified, que tuve que caminar en un par de ocasiones mientras los caballeros se encargaban de salvar los tramos peliagudos con mi Brutale (gracias).
La entrada está bordeada de higos, moras, membrillos, uvas,… todo al alcance de la mano. Para el agua se dispone de una cisterna, y las pozas que forma el río Júnez un poco más abajo permiten el baño.
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Paradójicamente, la nota triste la pone a la vera de la iglesia el niño de cinco años de edad Ángel Alegre, que subió a la gloria en el 34.
La iglesia, en posición privilegiada en lo alto, guarda además una pila bautismal valiosísima del siglo XII, de cuando el pueblo estaba en la vía principal de comunicación hacia el Gállego.
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Actualmente solamente un habitante está allí de contínuo, pero hay un grupo bastante organizado que compró parte del pueblo y está en proceso de devolverlo a la vida, hay más info en su blog.
Así que en estos tiempos que corren, o ruedan o se arrastran según a quién preguntes: qué opinas de Lacasta?
