En cualquier bar de carretera, sea la «Casa de Pasto» o cualquier otro con nombre más sugerente, por menos de 9€ se puede uno poner morado con el plato combinado que suelen servir a base de ensalada, pasta o arroz, frango o pesacado o similar a la brasa, vino y postre. Por ejemplo, crema de leche, lo que se suele llamar crema catalana sin mala intención, claro 😛
Comprobé con asombro que se puede sobrevivir a pesar de un 23% de IVA (en los tickets se indica además el capital social de la empresa que lo emite, lo cual me pareció siempre un asalto a la intimidad).
Peculiar el concepto de «cubierto», esa especie de bajada de bandera culinaria: hacía mucho que no estaba en ningún sitio en que se acostumbrase. Pero aquí, además del propio cubierto y el pan con mantequilla salada, que me encanta, servían un curioso paté de sardina.
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Y resulta que, mira por dónde, en Óbidos encontramos ese vino Sanguinhal Aragones, de la auténtica región Estremadura portuguesa. Ahora están cambiando la nomenclatura de la región por la de «Lisboa».