Despertamos en la ciudad que fué República Social Italiana, al menos por un ratico :Saló. Nuestra misión hoy es llegar a Génova, enterarnos de qué barco nos llevará a casa y de cómo se entra en la zona de embarque del inmenso puerto genovés.

Pero el día comienza rodando por las inmensas llanuras, que motorísticamente hablando se convierten en reeeeectas. La parte menos mala es que el cielo es gris y caen algunas gotas. No tanto como para estar muy mojados. Así, vemos cómo hay mucha gente que vive en el polígono donde tiene su empresa, con la compañía de un par de vacas y alguna gallina. No cuento los adelantamientos en autopista, porque hay dos carriles. Desde Brescia hasta Cremona no hay una sola curva, y en el tramo hasta Piacenza creo que conté dos. Eso si, muchas torres de iglesias, claro.

Y claro, si tienes una Ural, tienes conversación en cuanto aparcas para quitarte el traje de agua.

No comemos nada mal ni escaso en Travo Para ello cruzamos el puente sobre el Trebbia

Y, por dentro, y como viene siendo habitual por estos lares, Travo dispone de la estatua ecuestre y el monumento a los caídos en la WWI en la sobria plaza central.

Después, cuando cerca de Travo la carretera se une al río Trebbia, el trazado mejora (quizá también poque ya lo cogimos con el buche lleno) y se van formando algunas curvas, algunas lomas, verde más alto, horizontes más oscilantes.

Pero es más adelante, cuando entramos en la zona de Liguria, cuando aparecen las montañas, las pendientes, las curvas se cierran y los bosques son más espesos.

Y la carretera más interesante, para bien y para mal.

Y venga torres.

El río Trebbia hace eses, como el Ebro a la altura de Sástago, salvando las distancias, y crea estas hoces, a veces coronadas por castillos o iglesias, como esta que me encantó.

Imposible adivinar en el mapa por dónde se entra en el embarque de Grandi Navi Veloci. Al pedir explicaciones a cualquiera recomiendan que se compre un GPS o se contrate a un guía. (Ok, es mentira). Masivos parkings de motos. La palabra de hoy: emperrecidas. Lo entenderá mejor cualquiera después de circular sobre adoquines mojados cruzados por raíles de tranvía con tráfico de ciudad con puerto… metido en un sidecar guiado por un español conduciendo a la italiana!!

 

Luego hacemos sede y sin moto y sin llover pateamos cada rincón de la ciudad a nuestro alcance, por supuesto por el puerto Fantástico, pero bonito:

Igual que vimos desde fuera a la entrada de la ciudad, las casas están muy juntas en el centro de Génova. Al atardecer, pequeño paseo por la zona del barrillo qeu no debe faltar en ninguna zona portuaria.

Hacemos acopio de salumerios, frutas y birras para el barco. La peroni más barata de todo el viaje.

Hacemos sede en un aséptico NH en el centro, al lado de una glorieta desde donde parece fácil acceder al lío de los muelles, presidida por una estatua de Vitorio Emmanuelle a caballo que linda con un par de magníficos parques. Me esmero en estudiar el mapa, los mapas, intentando comprender cómo se accede al muelle en esa zona donde parece que:

la autovía se une al escalextric,
que pasa por encima del túnel,
que sobrepasa la calzada,
que corre por encima de la línea,
que marca… las vías del tren. Y yo creo que hay incluso ascensores.

Mañana lo sabremos…