La previsión de tormenta nos hace cambiar de planes. Intentaremos ser más rápido que las nubes, encaminándonos por la costa hacia el norte y giraremos al interior a la altura de Filadelfia. Dejamos el Paraíso para otro momento 😛

Hay cuatro palabritas que me gusta aprender en el idioma del lugar al que vamos: gracias, por favor, hola y adiós, (cuando menos) Pues por aquí se saluda con un salve, no es auténtico? Conduciendo te la lían cuando menos te lo piensas y como menos te lo piensas, pero Julián ya se ha amoldado a la forma de conducir de aquí. El adelantamientos nº15 se produce… subiendo y en curva a derechas.

No hay forma de evitar un rato de autopista para acercarnos a Catanzaro, que dicho sea de paso,tiene una universidad enorme, pero salimos escopetados en cuanto podemos, después de adelantar por vez 16º. Un abundante aperitivo en su mirador, desde donde se ve el mar, nos quita el agobio de las vías rápidas. Unos alemanes que se acercan a comentar el sidecar no se creen que hayamos venido de tan lejos. Justo después de que yo no supiera qué contestar a la pregunta «¿Venís de lejos?» con un «Si, de España» o «No, de España».

Una virgen en cada curva, un autobús del colegio en Pantone YellowC y cosas del idioma.

Hay un pequeño incidente cuando queremos llegar hasta Tiriolo: la carretera está cortada, pero la única indicación es que cuando llegas hay un montón de basura que impide el paso. Oh! Media vuelta y seguimos hacia el norte.

Rumbo al norte hacemos amistad con un perrillo en Boca de Piazza.

El paisaje con helechos y árboles ya otoñales, muchos de ellos totalmente invadidos por muérdago.Si alguna vez he comprendido el adjetivo «frondoso», ha sido en este bosque, que para que no faltara nada, también tenía paelleras.

Junto al lago Arvo hay un montón de pinos, de los que no están ordenados, y setas colosales.

Estamos a 1.400 metros de altitud, 11º de temperatura y hemos visto  una ardilla negra.

No lo sabíamos, pero hoy iba a ser el día de los lagos en el parque nacional de la Sila. La pena es que no abundaba el agua. Aún así, las aves descansaban en sus orillas.

Vacas blancas con el cuello gris y marrón, encerradas en prados con verjas junto a las masadas aisladas, constituyen un paisaje muy naif.

Comimos en un sitio donde la especialidad era la pizza al metro. Un metro cuadrado de pizza! Nos abstuvimos en favor de algo más ligerito.