Una suave carretera usualmente recorrida por customs, estrecha, con buen firme y curvitas agradables (con un ciclista o paseante en cada una) lleva a lo alto del Monte Bartolo, desde donde se ve el Monasterio de Los Carmelitas Descalzos y el mar.
El nombre de Desierto no le hace mucha justicia, y lo de las palmas viene por la gran abundancia de la planta «Palmito de escoba» que hay por allí.
La paella en el restaurante de mismo nombre que el monte es un buen final para celebrar la ruta.