Diez kms. antes de llegar a Morella, a 300 metros de la bifurcación que desvía hacia el Santuario-gruta de la Virgen de Balma, se encuentran las Virtudes y Las Buenas Obras pintadas – por uno que se llamaba Cruella: paradójico-  en el techo que cubre la cruz. Algunos relatos espeluznantes cuentan cómo las «caspolinas» – hechiceras de Caspe – exorcizaban a los peregrinos en la jaula del Santuario, que está un poco más arriba.

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