Cuando señalé el cartel de las minas, nunca imaginé que acabaríamos – de nuevo – pisando piedras lejos del asfalto. En serio que pensé que íbamos a llegar hasta donde los turistas y ya. Pero ingenua de mí, si nunca ha ocurrido así!!
Lo bueno de llevar cuatro ruedas (contando la de repuesto), es que casi no me da «la pavura».
En un momento de lucidez, y como ya se ha repetido antes en este viaje, «por ser conservadores con la máquina», elegimos la bifurcación de la derecha, que aparece en el mapa como línea contínua.