Al llegar al continente, con la típica estatua de Garibaldi mirándonos, matamos el hambre con un salumeria y una birra y establecemos el plan de acción en Calabria. PLAN: Por la costa oeste, que resulta llamarse Violeta, hasta Gioia, luego hacia el este hasta alcanzar la costa y luego al norte. Cuando nos entre el hambre de nuevo, planearemos otra vez.

Estas laderas tan escarpadas, con el mar tan inaccesible, y también el hecho de que estén asfaltando a tramos, provocan un cambio de planes antes de lo previsto. La parte buena es que hay muchos tramos recién asfaltados! Cruzaremos a la otra costa por Mamola por aquello de homenajear al americano Randy Mamola, aunque no tenga nada que ver. También porque la carretera que pasa por allí promete!!

El bosque que cruzamos merece mención aparte. Es frondoso, tanto que a veces se hace de noche, hay lianas, hace frío, paredes de musgo, se ve el mar, los árboles hacen túnel, flores moradas, mosquitos enormes en pequeño número, setas como balones, helechos, una cabra, un restaurante, nubes enormes de mosquitos pequeños, tenía un par en cada oído cuando me he quitado el casco.

Ruta en moto con sidecar por la costa Violeta de Calabria: rodando con sidecar por laderas escarpadas, mar y frondosos bosques.

Cuando dejamos atrás el bosque, ¡ya estamos de cara al mar! Y en uno de los recodos está Mamola, que resulta ser de esos que se colocan como si todas las casas hicieran salir en la foto.

En el trayecto hacia la costa se produce el adelantamiento número 13. Un par de grupos de carabinieri nos ven sin casco, pero sonríen, saludan y no dicen nada, supongo que además de que no parecen muy mirados para eso, ha funcionado en parte el factor sorpresa.

  • Dije: – No tiene pérdida, – y ya no sabía dónde estaba.
  • Dije: – vamos por el cauce que será bonito, – y resulta que lo han aprovechado para hacer la autovía!!.
Rutas en moto por la costa Violeta de Calabria: rodando con sidecar por laderas escarpadas, mar y frondosos bosques.

 

Ruta en moto por la costa Violeta de Calabria

A media tarde, alcanzamos la costa a la altura de Goiosa Iónica, donde hacemos sede, un poco mareados de curvas.