En la carretera de Albarracín se encuentra el museo en el que cada una de las máquinas es una fiel reproducción de la original. De hecho se han empleado muchas de ellas en películas y documentales y su «perpetrador» Rubén Sáez, es uno de los máximos conocedores de este tema del mundo, con un currículum apabullante y toda la pasión volcada en su obra.
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