Siempre hay cosas que arreglar, repintar, nunca se para en un barco. Como buenos españoles, nos quedamos mirando un momento cómo trabaja un tercero. Aparte de la visita del «Pilota» es otro de los pasatiempos del barco.

 

La ciudad de Melilla, – y lo mismo me ocurre con Ceuta -, merecen un poco más de atención que una simple mañana. Y ése era el plan inicial. Pero cuando pisamos África, me entró una necesidad imperiosa de alejarme del continente. Creo que fué entonces cuando cobré conciencia de que estaba de vacaciones, y me recorrió el cuerpo el nervio de alejarme cuanto antes lo más posible, no fuera a ser que se me acabaran allí!! En la churrería del desayuno miramos un poco por encima el recorrido de hoy. Es fácil: la frontera y hacia el sur.

 

Llegamos a la frontera enseguida, otra cosa es salir. sobretodo si en alguna ocasión no recibieron el papel de salida de un vehículo vendido. En esta página cuentan cómo agilizar el proceso, pero creo que le estoy tomando gusto a las fronteras en las que hay que detenerse y, con Julián ocupándose de todo, esta pausa me encantó. Incluso cuando no me gustaban nada, debo reconocer que siempre aportaban situaciones peculiares,.  En esta ocasión, en Nador, disfruté de la despresurización que ocurre en la frontera. Ves cosas. Conoces gente. Aprendes mientras pasan cosas alrededor. Te vas acomodando. Entiendes un poco mejor a un lado y otro. Genial, porque ahora tengo muchas más dudas 😛

 

Que un tiburón marino en una bici nos adelante desde la derecha para girar a la izquierda y que no pase nada, es una de las cosas que me embriagan por aquí. Entiendo que sea un poco egoísta, pero me gustaría preservarlo.

 

Los camiones llenos hasta rebosar, «con carabullo», dicen los maños, parecían más escasos que en ocasiones anteriores. Otro de esos recuerdos anárquicos que me gustaría mantener.

 

En este punto, habiendo comprobado que el precio de la gasolina era similar al de España, no conocía la media de sueldos que se cobran allí, pero intuía que no era muy parecida a la nuestra, entonces… de dónde sacan para pagar los transportes? Me pregunto mientras saludamos a las personas que esperan su transporte junto al arcén, junto a unas viñas, unos olivos. Más allá hay pastores. Ovejas.

 

Paramos en Guercif para comer. La verdad es que es justo lo que me apetecía, pollo con un poco de todo, variadito, por 70 dh., que vienen a ser 7€. Lo único que echo en falta es, por supuesto, una birra.

 

Seguimos ruta hacia Midelt, con la intención de cruzar el Alto Atlas y llegar a Er-Rachidia.