Durante el desayuno, nuestro anfitrión desaconseja la pista que une Merzouga con Zagora por el sur por la gran cantidad de agua que ha caído, pero nos anticipa que disfrutaremos con los paisajes de la ruta que pasa por Alnif.

Le hacemos caso y nos encaminamos al norte, hasta Moulay AliChérif, donde la rotonda, para tomar la N12.

En esto fuimos pioneros, cuando estuvimos por aquí, hace algunos años. La única pegatina en el cristal era la nuestra de Kosacos, ahora… donde está??

Una de mis primeras sorpresas es el bosque de acacias. 

La vida puede ser muy dura cuando se nace en el desierto. Las armas defensivas son importantes cuando formas parte de la dieta de los camellos y las cabras y un buen pincho de 10 cms. es esencial.

A ras de tierra, se nota una capita verde formada por pequeñas briznas de hierba. Choca con las etiquetas que en mi cabeza se asocian al desierto.

También las piedras tienen su corazoncito, y para ilustrarlo, estas tres que parecen iguales desde fuera, pero su rayado revela importantes diferencias en el interior:

En el tramo de alrededor de 100kms. que va hasta Tazzarine, en total, trazamos una curva a la derecha y otra a la izquierda.

Antes de la desviación a Ait Saadane ya se ve la atalaya que indica que hay que buscar la pista, pero en esta ocasión pasamos de largo y un poco más allá cruzamos las dos pequeñas cordilleras que van de este a oeste, cambiando de sentido nuestro camino para girar hacia el sur.

Cada vez que veo un colegio pintado en tonos pastel, no puedo evitar una sonrisa. Cómo destacan sobre los tonos pardos de las demás construcciones!.

A pesar de los SUV, se imponen las dos o tres ruedas, los Dockers parecen fuertes y son bastante populares. También estas otras motillos.

A unos 14 kms. al sur de Tazzarine, hay tres pueblecillos que merecen la pena por sí solos para hacer esta excursión: Talmou, Taghbalt y Tiaglou. Encantadores, haciendo una curva en el mapa, asomándose a la montaña, me encantó su estampa, y sin embargo nadie habla de ellos. Tesoros que esconde el desierto.

Pequeño homenaje a Saint Exupery, por su principito. Porque aunque nuestros ojos urbanitas no las vean, el desierto muestra las pistas que necesitas para ecnontrar el pozo, el agua subterránea, el río que no se ve porque queda a ras de suelo. La vida.

El desierto verde. A estas alturas, ya debería haberme acostumbrado, pero no deja de sorprenderme.

Al final ha resultado una etapa sorprendente para mi, por la geología que iba descubriendo cotejando el mapa de relieve de la tablet con lo que veían mis propios ojos. También por el contraste entre lo que en mi cabeza viene definido como desierto (básicamente arena y sol) y lo que es en realidad, sobre todo este año debido al agua: una extensión con muchos secretos ocultos en forma de agua y tesoros que hay que buscar para poder ver. Realemente no sale de mi cabeza El principito, de mi adorado Saint Exupery y su lapidario: «lo esencial es invisible a los ojos.» Más que nunca, en el desierto.