Al sur de Campillo de Dueñas tomamos una desviación a la derecha.

– La pista es plana y recta, fácil! – me alegro yo para mi misma. Y vuelvo a pecar de falta de criterio: incluso en las rodadas hay grava gruesa, de las que mejor con rueda de 21, de las que convierten el manillar en el de un martillo neumático!!!

Por lo menos no es una pista muy larga, y hacia el final mejora considerablemente. Aprovechando la formación de arenisca se vislumbra el castillo. Mira cómo levanto polvo, a estas alturas ya había metido 3ª  🙂

Más o menos en la misma época que el de Palma, en Castilla, el Castillo de Zafra estaba en su esplendor. Conquistado!

zafra

Aún no son las cuatro de la tarde, pero el sol alarga las sombras. Momento muy bucólico charlando con el pastor con el rebaño al fondo: cuáles son los árboles que estamos viendo, dónde están los ciervos, a dónde fueron los jabalíes, y otros conocimientos locales.

También nos enteramos que es mejor salir de allí por el camino corto a nuestra espalda ya que por el otro vendrán los forestales junto a los cazadores que han organizado la partida. – «Porque estas pistas están prohibidas para las motos». (No se, no se)

Me alegra que el camino sea corto, porque desde donde estamos hay un desnivel considerable hasta Campillo, y los 10 metros malos se convierten en un río de pelotas de golf muy pendiente. La dirección no se mantiene. Es breve, pero adrenalínico y un poco después ya se ve Campillo 🙂