Junto a la iglesia, en la Plaza Mayor, no tiene pérdida. La típica casa de anchos muros por fuera, reformada totalmente por dentro para una perfecta luna de miel nada moñas y con toques de humor. Cada habitación está decorada con un estilo diferente, a cual más bonita. El detalle de la bañera con patas para relajar los músculos después de recorrer las innumerables pistas de la zona me enamoró. Además el baño dispone de uno de esos radiadores de pared donde se pueden colgar los guantes para que se sequen si te ha pillado lluvia de camino.
Si te faltan ideas para merecerlo, su dueño es motero y te podrá indicar infinidad de caminos por dónde perderte.