La lluvia nos acompaña todo el camino y convierte la ocasión en una excusa para tener que volver a visitar esta zona. Ni siquiera nos acercamos a ver la torre aragonesa de Taranto. Magnífico nombre, por otra parte. Afortunadamente al llegar a la ciudad, a Bari, el cielo despejado nos permite conocer muy bien esta ciudad, que como casi todas las que tienen puerto importante, tiene mucho que ofrecer.
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